La muerte de Virginia Suppia

29.07.2012 20:57

 

Todo comenzó el 28 de marzo de 1810 a las 12:00 pm, cuando Ramón Salasar entró a la casa de Mariano Lacoste, para analizar la escena del crimen.

Allí hubo una muerte. La muerte fue de Virginia Suppia, su esposa.

Mariano hizo la denuncia en la policía, pero aclaró que no alcanzó a ver nada, porque entró como un viento y salió como un rayo. El asesino  no dejó huellas visibles, a simple vista, pero sí dejó en la pared dos huecos profundos.  Resulta que Ramón y los otros comisarios creyeron que era porque esa noche, con Virginia, sólo estuvo el esposo de ella. Mariano.

El 29 a las 7:00 am se empezó a investigar  el caso de la muerte de Virginia.

En los dos huecos de la pared había dos balas que decían Roolinston (una marca de balas). Martin Lafagua Ronole 156, la dirección y 16/03/1810 la fecha. Salasar tomó las balas y fue a esa dirección. Allí le dijeron que una mujer compró días antes una pistola con esas mismas balas y anunció a todos los empleados: “La usaré para hacer grandes hazañas y volveré muy satisfecha y alegre”. El dueño de la fábrica, Jorge Muñoz, le contó al detective que justo el 28 de marzo de 1810 a las 12:20 volvió a la fábrica satisfecha diciendo “lo logré, únanse a mí y lograrán grandes cosas”.  Y dicho eso les entregó a cada uno de los empleados una tarjeta con su nombre, su numero telefónico, su dirección y una frase: “Me liberé de la culpa y el dolor, ahora es su turno”. Ramón se dio cuenta que la culpable había sido la que hacia dos años se había separado de Mariano Lacoste. Le había dolido mucho la separación y cuando se fue de la casa gritó en forma amenazadora “volveré y me vengaré”. La buscaron y no la encontraron nunca.

 

 

Autores:  Milagros Ramia, Milagros Palomeque, Valentina Blanco, Camila Baetti, Nicole Fiorentini.