El crimen de Berlín.
En Berlín, sonaban las sirenas de los autos policiales. En aquella calle neblinosa y sombría llamada Wensters se encontraban los vidrios rotos de la lujosa joyería "Love". Rápidamente me dirigí hasta ella.
Allí me topé con la escena...
Encontré migas de pan, que llegaban a la caja registradora; tomé las huellas digitales de harina en ella, recogí un pelo en la bóveda donde estaba la esmeralda robada (enigma a resolver).
Con estas pistas comencé a analizar el caso y pude encontrar presuntos culpables: Carlos Rubí (el dueño de la joyería) porque podría haber simulado el robo para conseguir una nueva esmeralda; Tomás Criollo (el panadero) porque atendía hasta muy tarde en su negocio, muy cerca de la juoyería; Rosa Mido (la vendedora de ropa) porque vendía ropa ilegal y podría formar parte de la mafia.
Después de obtener los resultados del laboratorio en donde me informaban que las huellas digitales y el pelo eran de Tomás Criollo, llegué a la conclusión de que era el culpable. Su descuido lo condenó. Éste fue condenado a cadena perpetua.
Sol Guzmán